El yodo, especialmente en su forma de solución de Lugol, es un elemento esencial reconocido por sus amplias propiedades antimicrobianas, siendo efectivo contra bacterias, levaduras, mohos, hongos, virus y protozoos.
Actúa como un potente agente bactericida y antibiótico natural, utilizado históricamente desde la década de 1800 para tratar diversas enfermedades antes de la invención de los antibióticos modernos.
Además de no dañar la flora benéfica del cuerpo, el yodo desempeña un papel crucial en la salud de la glándula tiroides, donde cada 17 minutos toda la sangre del cuerpo es filtrada y purificada, debilitando o eliminando microorganismos patógenos a través de su secreción.
Esta capacidad de purificación sanguínea y soporte tiroideo hace del yodo (Lugol), una herramienta vital para la salud y el bienestar general
